Hablemos sobre la ansiedad. La ansiedad es un mecanismo de defensa del cuerpo para protegernos.  Cuando vivíamos en la selva era la ansiedad la que nos permitía correr, pelear o frisarnos.  Dependiendo como respondiéramos nos íbamos a salvar.  En la vida moderna la ansiedad puede ser causada por distintas cosas como, por ejemplo: llevar una alimentación alta en productos procesados, no llevar una vida activa, no estar viviendo en propósito, haber sufrido algún daño cerebral, etc.  A continuación yo les quiero compartir mi experiencia con la ansiedad y que cosas me ayudan a controlarla o reducir los episodios.

Por mucho tiempo me sentía abochornada de admitir que padezco de ansiedad. Quizás te preguntes, ¿Por qué me sentía abochornada?  Honestamente, era algo a nivel inconsciente porque en realidad gracias a mi ansiedad es que he aprendido sobre cómo llevar un estilo de vida saludable (a nivel físico y mental) y en parte por eso es por lo que me dedico a enseñar de todas estas cosas. Recientemente realicé que, así como existe predisposiciones de enfermedades fisiológicas, existen predisposiciones de enfermedades mentales. Llegué a esa realización cuando un día tuve un episodio de ansiedad y me puse a cuestionar todo lo que hago para prevenirlo (como, por ejemplo: ejercicio, meditación, hacer mi rutina mañanera, etc.) y que pensé “¿por qué nada de esto me esta funcionando?”.

Entonces comencé a activar mi mentalidad autocompasiva y autoamable.  No es que las estrategias que utilizo para prevenir mi ansiedad no me funcionan, de seguro si no las estuviera haciendo mis episodios de ansiedad serían más frecuentes e intensos. Realmente es que tengo que aceptar que tengo una predisposición genética por ambas partes que me hace más susceptible a tener ansiedad. Además de que hace varios años tuve un daño cerebral y por tanto hay unos procesos fisiológicos que están sucediendo en mi cerebro hace que me frustre con más facilidad y tenga cambios en mi estado de ánimo.

            Cuando acepté que es algo que padezco y que hay unos procesos fisiológicos sucediendo, sentí un alivio. No porque ahora voy a estar de brazos caídos y voy a aceptar que soy así y pensar que no hay nada que pueda hacer. Mi alivio viene del echo que ahora sé lo que me está sucediendo y puedo ser más proactiva en buscar diferentes estrategias para prevenir y/o reducir mis episodios y ser más compasiva con mis procesos. 

            Yo soy fiel creyente en que uno debe ser proactivo con su salud. Uno no debe conformarse con un diagnóstico de salud. Uno debe preguntarse, ¿Qué puedo hacer para mejorar mi calidad de vida?, ¿Los hábitos que he creado pueden activar o desactivar mis predisposiciones genéticas?, etc. El problema que tiene muchas personas es que no están dispuestos a hacer lo que tienen que hacer para sanar y/o mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, si padeces de ansiedad como yo, eso quiere decir que tienes que crear buenos hábitos que te ayuden a reducir los episodios de ansiedad.

            En mi caso, tuve que tomarme el tiempo de comenzar a observar cómo reaccionaba mi cuerpo a corto y largo plazo cuando comía ciertos alimentos y hacía X actividad. Literalmente, comencé a conocerme (de esto les hablaré más adelante). Me di cuenta de que cada vez que consumía altas cantidades de azucares procesadas, me afectaba en mi estado de ánimo. Por ejemplo, si consumía cereales procesados y altos en azúcar al siguiente día me sentía desmotivada, triste y sin ánimos de hacer actividades que usualmente disfruto hacer.  Usualmente esos son mis síntomas cuando me siento deprimida. Al sentirme así, me ocasionaba ansiedad y baja autoestima porque no estaba haciendo lo que me propuse hacer. Entonces como me sentía desanimada, ansiosa y deprimida buscaba formas de generar dopamina con cosas que no requerían de mucho esfuerzo como consumir alcohol, café, comida procesada y ver horas y horas de televisión.  Lo que me mantenía en un círculo no saludable y autodestructivo. Honestamente, por un buen tiempo no sabía lo que estaba haciendo y por eso no siento culpa por los errores que cometí en el pasado.

Así que cuando te comparto estrategias para manejar la ansiedad y la depresión es porque lo más seguro lo aprendí para mi propio beneficio y que lo he aplicado en mi diario vivir.  Gracias a que siempre me hago esas preguntas que te compartí pude comenzar a buscar nuevas estrategias que me ayudaran a sentirme mejor. A continuación de compartiré unas recomendaciones básicas que me ayudaron a dar pasos pequeños en la dirección correcta.

Primero, es importante que seas paciente y compasiva con tu proceso.  Deja de juzgarte y ser tan dura contigo misma. Enfócate en hacer tu mejor esfuerzo cada día. Pasos pequeños y constantes en la dirección correcta te ayudarán poco a poco a salir de esa bruma mental.

Segundo, comienza a evitar consumir alimentos que no son nutritivos.  Comienza eliminando ciertos alimentos procesados y observa como te sientes cuando no los consumes.  No es solo cuestión de eliminar alimentos, lo más importante es qué alimentos vas a añadir que sean nutritivos para ti.  Por ejemplo, algo tan simple como consumir más frutas y vegetales en cada comida. En mi caso, yo noté que si consumía una batida verde en mi primera comida me sentía más energizada y mis antojos por alimentos no nutritivos se reducían. Yo no podía creer que mi cuerpo me pidiera más frutas y vegetales y que no tenia antojos de mantecado o de papitas.  Así que muchas veces lo que funciona es en enfocarte en qué alimentos puedes añadir a tu alimentación en vez de enfocarte en qué vas a eliminar.

Tercero, mueve tu cuerpo todos los días por mínimo 20-30 minutos. Busca formas de mover tu cuerpo que te gusten.  Yo me di cuenta de que era más consistente haciendo ejercicio cuando hacia actividades que disfrutaba hacer. Así que te invito a que intentes distintas actividades que requieran alta actividad cardiaca. Como, por ejemplo; bailar, correr bicicleta, caminar en la naturaleza, brincar cuica, etc. Algo que te pueda ayudar a descubrir qué te gusta es intentado recordar que actividades te gustaba hacer cuando eras pequeña.  En mi caso, yo disfrutaba correr bicicleta y jugar al aire libre.  Así que una de las actividades que hago para hacer ejercicio es “spinning” y “hiking”.  Entre otras cosas que les seguiré contando más adelante.

Te comparto parte de mi historia porque quizás te puedas sentir identificada y te pueda ayudar a comprender que no estas sola. Lo mas importante es que busques formas de ser proactiva con tu salud, que comiences a conocer quien eres, que seas compasiva y paciente con tu proceso de crecimiento personal. Conectemos con nuestra humanidad y hagamos nuestro mejor esfuerzo por dar pequeños pasos en la dirección correcta. No busquemos la perfección, es mejor enfocarnos en progresar.

Espero que compartir mi exploración y autodescubrimiento en esta vida te sea de ayuda.  Gracias por formar parte de mi comunidad. Las aprecio mucho.